“Martí: El ojo del canario”

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(por: newman)

Pasé casi un año tratando de ver una película. En principio, más por el director que por el tema. Fernando Pérez me había impactado sobremanera desde que, siendo un adolescente, lloré con su Suite Havana mientras el cine estallaba en aplausos por un filme magistral.

Hace alrededor de un año me fui con mi esposa y unos amigos al cine a ver Martí: El ojo del canario. ¡Qué clase’e filme! Los aspectos técnicos: dirección, actuación, guión, fotografía, música, etc: en mi humilde opinión, impecables.

Pero fue el mensaje lo que más me impactó.

Desde la mirada de Martí, Fernando Pérez retrata a la Cuba del siglo XIX. La lucha de generaciones: del viejo y represor orden contra los retoños que clamaban por una Cuba libre. La escuela de nivel medio de Rafael María de Mendive, fue uno de los principales focos de la nueva y subversiva generación, fruto de las ideas de Varela y José de la Luz, ideas que cambiaron la historia. Duele reconocer que aquella escuela no se parece en nada a la mayoría de nuestras secundarias y preuniversitarios en la actualidad.

Mi esposa fue impactada por el hecho de que los muchachos de la generación de Martí (incluyendo, por supuesto, al propio Martí), con 16 años, ya estaban pensando en política: abolición de la esclavitud, independencia y cosas así. Aquellos adolescentes escribían teatro, ensayos, soñaban con tener sus propios periódicos. Aquellos chamaquitos discutían y argumentaban en sus aulas sobre democracia y derechos civiles.

¿De qué debaten nuestros adolescentes hoy? ¿Qué clase de jóvenes necesita la Cuba del siglo XXI? Ante tantos retos y controversias, hoy, cuando se está decidiendo el futuro, lo que vivirán ellos mañana. Deberíamos estar ayudándoles a pensar por sí mismos, lo más posible. A imitar modelos dignos. A amar y a luchar por su nación. A no ver a Martí como un calvo, teñido de blanco y empotrado en una pieza de un metro. Sino, al menos, como a un espejo en el cual mirarnos; y debatir, y reflexionar.

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